EL HÁBITO SI HACE AL BUEN PROFESIONAL


No, no voy a hablaros de cómo se hace las uñas Lionel Messi, ni mucho menos de su manicurista -que también debe tener-, como tienen la gran mayoría de futbolistas de clase. Voy a hablaros de algo que estudiamos en las clases de manicura, de lo profesionales que podemos ser, algo que depende de la calidad de nuestro trabajo, por supuesto, pero también de otros factores como la forma de vestir, la forma de presentarnos a los clientes, la forma como nos vendemos y vendemos nuestros productos o servicios.


Cabe decir que, como primera medida, todo lo que nos ponemos encima (nuestros vestidos, gorras, tatuajes, diademas, la forma del peinado, del corte de pelo, etc), da una idea de quienes somos, qué hacemos, qué pensamos, qué creemos. Son símbolos.
 Si habéis visto alguna vez la serie de policías Mentes Criminales, los actores  hacen el papel de agentes del FBI expertos en la conducta humana, en leer las señales de las que os hablaba, de conocer por su manera de actuar casi que por completo a los autores de los crímenes. Conocen los símbolos y saben su significado.
En el campo de la estética, desde hace ya unos años, los profesionales de esta rama nos hemos impuesto un uniforme que nos caracteriza, que nos distingue de los demás y que habla, como en el caso de todas las profesiones que tienen uniforme, de lo que hemos logrado.
Podemos ser también muy profesionales sin necesidad de ponernos nuestro uniforme, es verdad, pero si nos lo ponemos para trabajar, la sensación en los clientes es total, sabrán distinguirte.
Y aquí entra Messi. Acaba de estar en Kenia ahora al final del verano, en África, adonde viajó en una de las numerosas giras promocionales de los patrocinadores, de los dueños de los productos que le pagan el sueldo estratosférico que tiene. Lo esperaban en el aeropuerto los altos cargos del Gobierno keniata, todos vestidos de traje, muy elegantes. Y Messi llegó sin afeitar, sin peinar, con los pantalones vaqueros rotos (a la moda), tan simple, que esperaban que reclamaría su equipaje y se cambiaría de ropa en algún rincón del aeropuerto. Nada que ver con sus chillones trajes de Versace cuando recibe el balón de oro. Pero no se cambió.
El Gobierno de Kenia se molestó, algunos sectores estaban iracundos, no podían creer que el acto, por ser en un país de África, (es una de las lecturas que hicieron)  no tuviera para el gran jugador que es Messi al menos la solemnidad de otro que por ejemplo hubiera tenido lugar en Europa, donde seguro que el jugador hubiera asistido mucho más elegante, al menos, más acorde para la ocasión.
Os cuento esto para que veáis lo importante que es para los clientes la manera de vestir de los profesionales que contratan para algún servicio, digo, en nuestro caso, de estética.
 Siempre debemos caracterizarnos, asumir nuestro papel de profesionales, que no solo lo da nuestro trabajo, sino también nuestra imagen. Por muy amigos que sean nuestros clientes, nunca debemos relajar nuestro profesionalismo.