¿Abrir un negocio de uñas?


¿Por qué no? Le he contestado así, con otra pregunta, a una amiga que está atravesando por esta etapa de la duda. Hay que echar números, es verdad, sacar los costes, todos sin excepción, hacer un plan de negocio y ver el resultado con cabeza fría. ¿Merece la pena?. Sí, por supuesto. 
Cuando puse mi primer centro de uñas en el norte de Madrid me hice las mismas preguntas que se hace ahora mi amiga. Y si me va mal? Y si ya hay muchos negocios de lo mismo?. Y entonces tenía que detenerme y preguntar también: Y si me va bien? Y si no hay tantos negocios? Y si hay clientes para todos?.

 Así que, de la misma manera como me lanzaba a la piscina, cerré  los ojos y dije: vamos allá. Me duró siete años la aventura, al cabo de los cuales lo traspasé con una muy buena clientela. Lo más difícil sin duda, resolver las primeras dudas. Hay que tener en cuenta muchos aspectos una vez te hayas decidido: el local, el acondicionamiento, el costo del alquiler, los gastos, los impuestos, los productos,  vas a trabajar tu o vas a contratar a alguien y en este caso, cuánto sería la seguridad social, el salario, los horarios. Es decir, muchas cosas. Lo mejor que puede suceder es que tomes un local que haya cerrado, o que esté a punto de cerrar, y así te evitas bastante y de paso, solo tienes que cambiar el nombre en la licencia.

  El 80% de los negocios que son de franquicia sobreviven, frente al 30 por ciento de negocios personales. El éxito depende de diversos factores: de la calidad de tu trabajo, de la calidad de los productos, de la calidad en la atención al cliente, de si hay otros negocios cerca, de los precios y los plus que ofrezcas, pero lo mejor que podéis hacer, a lo mejor que puedas aspirar, es a ser tu propia jefe. Eso no tiene precio, para lo demás está Mastercard, como diría el anuncio.